Para que tu gato no coja miedo, debes educarlo sin golpes o gritos. Tampoco debes perseguirlo, ni mirarlo fijamente si quieres que venga. Dale su tiempo y recuerda que suelen acercarse a las personas más tranquilas.
Otra cosa que no debes hacer es arrinconarlo o bloquearlo para hacerle una caricia, seguro que sse asusta y probablemente se defenderá. Espera a que venga a tí y aprovecha para darle mucho cariño.
Si es un gato poco acariciable, no es sensato molestarle cuando duerme o cuando hace sus necesidades, es posible que rompas su espacio.